"Ars longa vita brevis" por Fernando Maldonado

© Fernando Maldonado: Hilandera descansando"
No existía una rueca más extraordinaria que ésta. Su mecanismo simplificado en un grado extremo, irradiaba la sensación ubicua de las ideas del genio. Una simple rueda de bicicleta y la estructura de madera de un butaco como soporte. No había nada más.
Las hilanderas decían que todo aquello era un invento del siglo XX. Afirmaban que alguien en algún momento pensó en reducir a la mínima forma, el origen de las ideas y creó esta rueca de la que fluían hilos invisibles, como fluyen los hilos del vientre de las arañas.
Al parecer, los hilos atrapaban el subconsciente y desataban una fe ciega en la nada.
La sola presencia de la rueca, o una simple imagen de ésta, era suficiente para comprenderlo todo.
Aún así, en ocasiones se necesitaban sacerdotes que fungían de intérpretes, todos ellos formados en la nueva doctrina de la nada.
Porque hay que decirlo: la nada misma se había convertido en un objeto más de la mente humana, por la transmutación invisible originada en la rueca.
Sé que es lugar común decir que la había inventado un aficionado al ajedrez en sus ratos de ocio mientra fumaba cigarros y  luego de sentirse aburrido de pintar. Debió pensar que sería divertido hilar hilos invisibles para tejer telas invisibles como en el viejo cuento.
¡Cómo iba a saber en ese entonces, que la gente terminaría “viendo” los hilos y  que formarían con ellos  telas tan finas en sus mentes! 
Hace muchos años perdí la fe. Yo nunca he visto los hilos ni las telas, tan sólo la egocéntrica falacia de un ex-pintor.
Ahora creo que la rueca sólo era un chiste del jugador de ajedrez.