Las puertas de la percepción

© Fernando Maldonado: "Otras realidades"
Por Jotamario Arbeláez

En la pintura física y metafísica de Fernando Maldonado todo es secreto. Es el más impactante conductor del misterio, con imágenes humanísticas del terror cósmico, mezcladas con las ternuras de la soledad y el desasimiento. El traza una mitología cotidiana de seres que pertenecen a una dimensión parecida a la nuestra, pero inasible y huidiza. Se diría que capta y transmite más el espíritu que los cuerpos, pues el espíritu también usa ropa y sombreros. Porque si alguien quiere ver a un marciano o a un habitante del infierno basta con que se mire al espejo. Todos estos personajes, aparentemente moviéndose por nuestros parajes y paisajes, más que terrígenos son seres del mundo de la magia, desdoblados, recibiendo y transmitiendo el secreto. Por eso esta pintura –que es ante todo desvelación, no debe contemplarse en las dos dimensiones del cuadro sino en las múltiples dimensiones de su procedencia mítica Estamos en el tiempo del rito, en las sutiles celebraciones que agudizan los estados de percepción, motivados por la sábila, los cactus, esas sugerencias eróticas de nalga tatuada o la presencia del más mágico de todos los objetos contemporáneos, el espejo, que para muchos no pasa de ser uno de los implementos de la afeitada, siendo como es la piedra filosofal que nos tiran del otro mundo. Debemos contemplar estos cuadros como sonámbulos insomnes, porque pertenecen por igual al imperio del sueño como al reino de la vigilia.